El 2019 fue un año de éxitos y crecimiento para la empresa Esmeraldas Santa Rosa. Además de sus avances como empresa minera de esmeraldas, ubicada en el municipio de Maripí, en el occidente de Boyacá, también se ha consolidado como un actor importante en la generación de desarrollo social en la provincia, propósito que ha apadrinado la Fundación Santa Rosa, que nació en agosto pasado con el fin de desarrollar estrategias de relacionamiento con la comunidad en la región.
Germán Forero, Gerente de Esmeraldas Santa Rosa, habló sobre los principales logros del año de la compañía que lidera y de los retos que asumirá para el 2020, incluyendo la gestión de la Fundación Santa Rosa. Asimismo, dio una mirada sobre la provincia del occidente de Boyacá y del sector esmeraldífero en general.
¿Cómo se comportó Esmeraldas Santa Rosa en materia de producción y generación de empleo durante el 2019?
Tal como lo habíamos planificado, hemos venido creciendo en los últimos cinco años. Para agosto ya habíamos crecido más de un 30% con respecto al año pasado. Tenemos nuestros mismos clientes y hemos mantenido el modelo de negocio. Aumentamos entre 40 y 50% la generación de empleo directo y vamos a cerrar el año con 80 vinculaciones temporales con miembros de Asociaciones de Barequeros de Maripí.
Agrandamos también nuestro portafolio. Santa Rosa pasó de ser un beneficiario de un título minero a ser hoy activista de la paz en la provincia y somos la empresa de mayor desarrollo después de MTC, la empresa norteamericana en Muzo.
Por otro lado, implementamos una serie de prácticas muy importantes dentro de la trazabilidad que exige el Gobierno para la producción, la custodia y la comercialización. Ya estamos haciendo uso de ese nuevo modelo, y para el cierre del año vamos a inaugurar nuestro Mapa de Procesos, que será un elemento indispensable dentro de lo que nos ordena la ley a los administradores de las sociedades en relación con la Empresa en Marcha. La Revisoría Fiscal, el contador y la Junta Directiva han estado muy activos en este tema, porque las empresas colombianas ya empezaron a comportarse como verdaderas sociedades frente al Estado.
¿Cómo se avanzó en materia de tecnificación y qué se planea en este tema para el 2020?
En este aspecto, desarrollamos nuestra infraestructura eléctrica, así como la evacuación del estéril. Avanzamos también en métodos de ventilación. Estamos ya evacuando un 30-40% la ventilación con respecto a como estaba antes, porque lo estamos haciendo de forma más natural, sobre todo desde los niveles más altos. Por otro lado, ya nos encontramos en un 20% de menos utilización de madera para el sostenimiento.
Este último es un tema de suma importancia para nosotros. Incluso vamos a viajar a España a comienzos del 2020 a aprender un poco de la experiencia de multinacionales que ya tienen ganado un buen nombre con respecto a sostenimiento sin madera. Hemos contemplado opciones, como polímeros con plásticos, así como los arcos de acero, que es lo que más hemos estado usando, los cuales solo se transforman en Europa o en Chile, porque en Colombia, en lo que respecta a acero, son de muy baja calidad.
Queremos aprovechar ese encuentro en el país ibérico pensando en hacernos más visibles como empresa responsable, teniendo en cuento que esos proveedores europeos, que tienen alta presencia en América Latina, también desarrollan actividades sociales a través de una fundación llamada Santa Bárbara, que capacita a nivel internacional a los mejores mineros del mundo, con el apoyo de la Unión Europea y el Gobierno de Estados Unidos.
El equipo de Salvamento Minero de Esmeraldas Santa Rosa estuvo muy activo este año, ¿de qué manera la empresa avanzó en este tema de seguridad industrial durante el año?
Recientemente obtuvimos los equipos más modernos de detección de gases y de seguridad industrial en el trabajo, como los rescatadores de última tecnología. Estamos en proceso de recibir la nueva torre de alturas y estamos trabajando bastante en formación calificada para los trabajadores, a través de un Centro de Formación para el Trabajo que estamos gestionando en convenio con la Universidad Santo Tomás de Chiquinquirá, para empezar el año entrante a capacitar nosotros mismos a nuestros mineros.
Estuvimos en el Congreso Mundial de Salvamento Minero, que nunca se había hecho en Colombia, donde estuvieron los expertos más importantes del mundo en esta materia; fuimos uno de los patrocinadores. Estamos muy bien posicionados en este tema en el país. Para la Agencia Nacional de Minería (ANM), por ejemplo, ya somos un referente en seguridad industrial.
¿Y en el aspecto ambiental?
Nuestro mayor logro fue precisamente en el aspecto ambiental, porque ya quedó establecido el Pomca, un instrumento superior al PMA e, incluso, al PTO. Con el Pomca se estableció el quehacer de la minería frente al medioambiente, sin invadir las cuencas hídricas y dejando todos los beneficios que un buen plan de manejo ambiental debe tener en la provincia.
Nos fue muy bien con el Pomca porque teníamos licencia ambiental vigente. Solo hay tres empresas en el occidente de Boyacá que la tienen (de hecho, fuimos los primeros). En ese sentido, nos respetaron ese derecho adquirido, y por eso no nos afectó tanto. A otras empresas, que están en vía de formalización y que están tramitando sus licencias, realmente los afectó bastante, porque obviamente el Pomca deja a salvo unas áreas que no se pueden intervenir, de las cuales nosotros ya teníamos conocimiento.
Otro de los grandes éxitos este año para la compañía fue la creación en agosto de Fundación Santa Rosa. ¿Cómo ha sido hasta ahora su gestión?
Fundación Santa Rosa es la hija menor de la compañía, pero es la más importante. La labor social que antes hacíamos como compañía de una manera discreta y casi invisible se formalizó en el Plan de Gestión Social que reglamentó el Gobierno. Luego, empezamos a materializar este accionar en nuestra fundación, que es el instrumento y el vehículo con el que estamos cumpliendo con nuestra obligación y con la cual queremos ir mucho más allá de lo mandatorio.
La vocación de servicio a la comunidad ha sido ancestral en Esmeraldas Santa Rosa y en sus socios, quienes desde hace décadas se han dedicado a ayudar a la región, solo que ahora se le está dando un aspecto más técnico a esa gestión y, de ese modo, está abarcando varios ejes, como la educación, el desarrollo sostenible, el medioambiente y el emprendedurismo, que son temas trascendentales para el desarrollo de una comunidad.
Estamos trabajando bastante en proyectos piloto, como en el apoyo a la formalización de predios. Este es el principal elemento que tenemos nosotros en cuenta para buscar un desarrollo sostenible en la provincia, pues uno de los pilares de la fundación es evitar la migración del campo a la minería, porque como compañía no podemos generar la cantidad de empleo que quisiéramos. Entonces lo que debemos hacer es estimular la producción agrícola, desde un punto de vista ambientalmente sostenible y orgánico.
¿Cuál será en ese sentido el enfoque de la Fundación Santa Rosa el próximo año?
La Fundación Santa Rosa ya está siendo visible a nivel nacional. Somos la segunda empresa minera de esmeraldas en el país que tiene una fundación de ese tamaño, aunque apenas estamos empezando. El año entrante esperamos ser mucho más visibles en temas de educación, desarrollo ambiental y producción agrícola, en la provincia de occidente de Boyacá.
Por otro lado, también debemos cambiar la mentalidad paternalista que muchos aún tienen. Se piensa que la Fundación ha llegado a resolver todos los problemas de la provincia. Incluso las entidades del Gobierno y la misma Iglesia tienen en parte esa visión equivocada. Por razones obvias, no podemos desbordar nuestra capacidad, porque no tenemos para todos, somos pequeños todavía.
¿Qué tanto se ha avanzado en formalización y cómo ve el talante del occidente de Boyacá al respecto?
La provincia del occidente de Boyacá ha crecido. Dar el paso definitivo hacia la formalidad en el sector de las esmeraldas ha sido un tema duro. Sin embargo, la comunidad viene asimilando la formalización y viene entendiendo que las minas no son de todo el mundo, sino que son empresas que deben pagar impuestos, que no deben permitir la fuga de las esmeraldas y que deben ser generadoras de desarrollo. Lo que pasa es que aún subsisten rezagos de líderes que todavía no entienden que el desarrollo ya llegó.
En ese sentido, entonces, hemos crecido. Hubo además alcaldías exitosas, como la de Maripí. Muzo cerró con la inauguración de un proyecto de un hospital y ya hay otros tres en la región, el Frente de Carabineros se está concretando y se inauguraron dos colegios más. Vamos por buen camino.
¿Cuál es su visión en general sobre el estado actual del sector de las esmeraldas?
El sector de las esmeraldas sigue creciendo de manera positiva, en parte porque vienen en marcha proyectos grandes, como el de la Denominación de Origen. Este año se establecieron los topes de comercialización y este fue nuestro segundo año con el Registro Único de Comercializadores (Rucom). También seguimos transformándonos con el tema de los barequeros.
Los productores estamos dando el buen ejemplo a la cadena, y los comercializadores y los exportadores seguramente tendrán que replicar este modelo. Estamos acogiendo las normas del Gobierno, estamos siendo realmente socios del Estado, y estamos generando el desarrollo que tenemos que generar.
Gracias al II Simposio Mundial de la Esmeralda que llevamos a cabo en el 2018, en Bogotá, se nos abrieron puertas enormes. El mundo entonces está reconociendo el desarrollo que estamos teniendo y nos ven no solo como proveedores sino como actores importantes.