En noviembre de 2019, Esmeraldas Santa Rosa dio inicio al proyecto de implementación de energías alternativas en su zona de operaciones, ubicada en la vereda Santa Rosa, en Maripí (Occidente de Boyacá), como parte de una estrategia en su Plan de Manejo Ambiental que busca contribuir como empresa a la mitigación del cambio climático.
El primer hito de esta estrategia consiste en la implementación de un sistema de generación de energía solar, distribuida en varias fases, la primera de las cuales ya se encuentra concluida y que consistió en la instalación de 20 paneles solares en el área administrativa y 20 reflectores solares para la iluminación perimetral y vías de acceso de la zona de operaciones de la empresa.
Desde la instalación de los paneles, en la segunda mitad del 2019, el área administrativa recurre exclusivamente a la energía solar para operar, para el uso de computadoras, impresoras, aire acondicionado, bombillos, etc. Y los reflectores, que no requieren cableado y funcionan de forma automática (se cargan de día y se prenden en la noche), han sido de utilidad para ayudar en la vigilancia, para el tránsito de vehículos y para llegar a zonas que antes no tenían acceso a luz gracias a la portabilidad y practicidad de estos reflectores, abarcando en total un área iluminada de un kilómetro.
Con un año de implementación de esta primera fase, ya se han comenzado a ver significativos resultados en la disminución de consumo de kilovatios y, por ende, reducción en costos relacionados con la energía.
La segunda fase de implementación de energía solar de Esmeraldas Santa Rosa iniciará en el 2021. El propósito es instalar otro grupo de paneles solares en los campamentos, que cuentan con un techado de alrededor de 1.000 m2. Y con los reflectores se espera llegar a muchas más zonas, dentro del círculo de la empresa.
El objetivo de todo este proyecto es ir supliendo las necesidades energéticas de la empresa con algún tipo de energía alternativa, explica Nataly León, Coordinadora Ambiental de Esmeraldas Santa Rosa, incluyendo la operación minera como tal, y se empezó con la solar porque permite llevar energía a zonas de complejidad en lo que respecta a terreno, donde no es posible mandar cableado ni hay fuentes de abastecimiento cercanas.
“Este es apenas el inicio de un proyecto de mayor envergadura con el que se busca contribuir como empresa a la mitigación del cambio climático -añade Nataly León-. La utilización de la energía del sol, sobre todo en esta zona del Occidente de Boyacá, que es tan abundante, es un ejemplo claro de sostenibilidad y de cómo una operación puede ir haciendo tránsito hacia otro tipo de energías más limpias y sostenibles. Esperamos que esta iniciativa sirva además como inspiración y modelo para otros proyectos de la región”.
